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sexta-feira, junho 30, 2006

hoy me gustaria de hacer una homenagen a

EVITA PEDRÓN

Evita era uma mujer-hombre, lesbiana convicta, que no se cortaba los pelos de las piernas ni debajo de los brazos, pero tenia el pelo largo em la cabeza porque era moda entre los chicos.
De lejos, se parecía con Sorin.
De pierto, se parecia con Sorín y con Ana Carolín.
A Evita Pedrón le gustaria jugar al fútbol. Pero en Argentina, donde vivia, no podía, el futbol es un deporte de hombres, no es para las chicas. Así como el tango. Boludos.
Evita Pedrón entonces empezó a raspar el buzo hasta que los pelitos creciesen gruesos, duros y en montones. Durante años, Evita cultivó un bigodón.
Con este Bigodón, se inscribió en la escolita de Boca Juniors, porque de Boca sabía que era buena, y empezó a entrenar con los hombres. Como no queria que descubriesen que era mujer, Evita pasó a llamarse Juan.
En pocos meses, Juan pasó al time principal. Más pocos meses, se tornó titular del equipo. Marcaba zagueiros, marcaba atacantes, marcaba goles. Se convirtió en un heroi.
Los hinchas gritaban su nombre en los partidos: Juan Pedrón, juega de montón, hazme cocegas con su bigodón!!!!!
En aquel año, fueron campeones de la Libertadores y Juan Pedrón fue el artillerro. Quando volvió a Argentina, fue conducido en coche abierto por las calles y saludado como si fuera el presidente del país. Hasta fue a vivir en una casa nueva, grande y rosada.
Entonces le llamarón para la selección Argentina de futbol. Para la Copa en Alemanha. Con Juan en campo, Argentina ganó todos los partidos y llegó a las quartas de final. Contra Alemanha. Seria un gran desafio. Pero se sentian seguros. Tenian Juan Pedrón.
El partido empezó nervioso, pero Argentina dominaba. Marcó logo en el primer tiempo y empezó a hacer cera, segurar el balón, hacer faltas. Era una guerra.
Hasta el momento en que, en una cobranza de falta, el jugador Hans Chucrut, de alemanha, con una patada sideral, acerta Juan en el medio de las piernas. Juan, un poco atonito, pára y, sin poder evitar, siente cairense por sus piernas, las dos bolitas de medias que les hacia de saco.
El estádio silenció.
En choque.
Juan, en la verdad, no era Juan. Era Evita.
Tuvo que salir del juego.
Pero cuando pasó eso, junto con Juan, toda Argentina perdió sus cojones.
Alemanha empató y ganó en los penales.
Evita Perón teve que fugir, y nunca más viran su cuerpo.

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